Amo la lasagna y en sí toda la comida italiana. Amo dormir. Amo los días con tanto tiempo y nada que hacer. Amo mi calle y no saldré nunca de ella porque el mundo de afuera es demasiado peligroso. Amo mi inteligencia. Y amo sobre todas las cosas� a mí mismo. Por cierto, odio los lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario